No quisiera despedirme de ti, amigo Iván Pérez, sin agradecerte todo lo que has hecho para que este curso que ya finaliza haya tenido ese toque de magia tan especial. Gracias por abrirnos las puertas de tu sabiduría y por brindarnos cada mañana con tu exquisita educación. En este 2011-2012 has crecido a lo grande y nos has enriquecido desde tu inconfundible sonrisa y disponibilidad. Te deseamos lo mejor cuando ingreses en el Instituto para ampliar tus horizontes. ¡Feliz verano, compañero!